La hortoterapia, es decir, la disciplina de cultivar un huerto, es una nueva filosofía que pone en alza el valor terapéutico de la plantas como remedio para mejorar las capacidades físicas, psíquicas, cognitivas y sociales de las personas. Por ello, cada vez proliferan más en residencias de ancianos, hospitales o centros de integración social.
Visto así, es una razón de peso para pensar en plantar un huerto propio. Si es tu caso, o bien si ya eres uno de los urbanitas que se han animado a cultivar un huerto en el balcón o en la azotea de tu vivienda, hemos recopilado los beneficios que conlleva esta práctica y unos consejos para que resulte satisfactoria y gustosa.
Algunos puntos a favor son:
- El ahorro en el presupuesto de la compra en verduras y hortalizas. Para ello, solo hay que calcular bien las necesidades reales de consumo y plantar lo que se necesite.
- Un mayor control del proceso de cultivo y, por tanto, de solucionar el problema al momento. Por ejemplo, arrancando las malas hierbas cuando nacen o usando abonos ecológicos cuando sea pertinente.
- El aumento del consumo de vegetales y, por tanto, de la fibra que contienen, lo que solo trae mejoras para nuestro organismo.
- Es una manera de reciclar nuestros desperdicios. Es decir, de convertirlos en abonos naturales. Podemos crear compostaje casero doble eco (ecológico y económico), ya que todo huerto necesita su ración de vitaminas y energía.
- Nos obliga a realizar ejercicio, aunque sea moderado, y a ser más metódicos, ya que las fases de cuidado de las plantas nos ayudarán a establecer rutinas en otros ámbitos.
Además, fomenta el uso de semillas ecológicas y es una manera de reducir la “huella ecológica” ya que evitamos toda la contaminación que se emite durante la recolección de la verdura, su envasado, su transporte a la tienda y la compra hasta casa. En resumen, familiarizarnos con la horticultura ayuda a mejorar nuestras capacidades físicas y mentales, y conlleva una conciencia ambiental, que se traduce en un mayor respeto y cuidado del medioambiente.
¿Cómo planto mi primer huerto?
En primer lugar, hay que elegir el lugar adecuado. Este tiene que tener una incidencia de luz solar mínima de 6 horas. Después, elige unas macetas con agujero, para que salga el agua, y que sean altas, para que las raíces puedan crecer. El tipo de sustrato es muy importante. Hay de diversos tipos, con especificaciones diferentes, y siempre escoge uno que sea esponjoso para que deje pasar el oxígeno y mantenga la humedad. Ahora, puedes elegir plantar la semilla o el brote, la opción más fácil y con la que se verán los resultados más rápido. Y por último, riégalas acorde a sus necesidades.