Navidades sostenibles a través de los detalles

La Navidad huele a luces, compras, encuentros familiares, de amigos, villancicos, adornos y, sobre todo, a consumo y más consumo. A veces podemos pensar, ¿es factible pasar unas navidades sostenibles en medio de toda esta vorágine? Abstraerse de todo resulta complicado, pero sí que se puede tratar de, en la medida de lo posible, buscar opciones alternativas, más sostenibles… ¿Cómo lograrlo? A través de los detalles. En este sentido, se puede aplicar a distintos ámbitos la idea de la responsabilidad con el medio ambiente y conductas más comprometidas con el entorno. ¿Algunas ideas?

  • Compartir espacios con familia y amigos. Además de hacer más agradable el tiempo si se pasa en compañía, también tiene sus beneficios en el ámbito medioambiental y en la eficiencia energética. Así, calentar una casa es más sostenible que dos o más; y lo mismo ocurre con preparar comida: cuanto más se concentre, más sostenible.
  • Árbol de Navidad, natural o de plástico: todo depende de su duración. Para poder decidir cuál es la mejor opción una de las formas de medirlo es a través de la huella de carbono (la cantidad de emisiones que se producen en la fabricación de un producto o actividad, expresado en toneladas de CO2). Tal como explican los expertos de la entidad británica Carbon Trust, “un árbol natural tiene una huella de carbono significativamente menor que uno artificial, especialmente si este se desecha de manera adecuada, por astillado o quema”. Tampoco hay que descuidar el origen del árbol natural: que provenga de viveros y rechazar los de bosques vírgenes.

Si por el contrario se opta por árbol de plástico, debería de utilizarse al menos 12 años para que su impacto en el medio fuera más bajo que el del natural.

  • Decoración creativa y sostenible. Darle cabida a la creatividad y reciclar materiales para elaborar los propios adornos, es otra posibilidad de ser más respetuoso y generar menos impacto. Aquí también podría incluirse el aprovechar el papel de los regalos más de una vez; siendo cuidadosos a la hora de abrirlo se puede extender su vida más allá del primer instante. Si eres de los que le gusta poner luces navideñas, no se deberían de dejar encendidas y usar luces LED en la medida de lo posible, ya que tienen un menor consumo energético.
  • Regalos y compras con conciencia. Por un lado, conviene evitar las compras inútiles y compulsivas, es fundamental planificarlas previamente para no caer en la adquisición de objetos o comidas que quedarán olvidadas. A la hora de elegir los regalos los libros u otro tipo de obsequios sencillos tienen una huella de carbono inferior al de los equipos electrónicos. Aun así, en caso de decantarse por la electrónica, se recomienda apostar por los más eficientes.
  • Buen momento para la solidaridad. En estas fechas tan especiales, además de comprar o consumir, también es un momento de especial sensibilidad social. Por ello, se llevan a cabo campañas de recogida de alimentos, de juguetes, de acciones sociales, de voluntariado… Cualquier instante es bueno para implicarse en proyectos solidarios.

Menú saludable y sostenible. Aunque estamos en una cultura en la que no faltan pescados y carnes en estas fechas, en lo referido a la sostenibilidad, se aconseja evitar un exceso de carnes y pescados; estos alimentos generan una mayor huella ecológica. Verduras, legumbres y frutas estarían entre las más indicadas atendiendo a estos criterios de respeto medioambiental.

Share Button

¿Cómo puede afectarte la basura electrónica sin control?

En una sociedad que cada vez tiene más concienciación sobre la importancia del medio ambiente, la alimentación saludable y los beneficios de la agricultura ecológica, como la  que da lugar a nuestros Zumos Ecológicos, en esa misma sociedad hay un volumen preocupante de materiales nocivos. En este caso se trata de la basura electrónica, es decir, el conjunto de dispositivos eléctricos o electrónicos que se desechan.

Los datos son elocuentes: cada año se generan en España alrededor de un millón de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). De esa cifra, una notable parte escapa al control de las autoridades y empresas que los gestionan. En concreto, se estima que cerca del 60% de la basura electrónica producida en suelo español termina en lugares desconocidos. Un porcentaje preocupante que convierte a España en uno de los países europeos con más chatarra de tipo electrónico no controlada, tan solo por detrás de Chipre y Rumanía.

Pero, ¿de qué forma podrían a afectar a nuestras vidas? Estos aparatos contienen componentes que pueden llegar a ser dañinos para el medio ambiente y también, cómo no, para nuestra salud. Entre ellos estarían, por ejemplo, el plomo, cadmio, berilio o mercurio.

Más en concreto, como reconocen los expertos, el cromo, que habitualmente se usa para las cubiertas de metal, resulta cancerígeno; el cadmio, que con frecuencia se encuentra en baterías recargables, produce daños en huesos y riñones; mientras que el mercurio, fundamental para el sistema de iluminación de monitores, afecta de forma nociva al sistema nervioso y al cerebro.

 

¿Cómo frenar o actuar contra esta contaminación?

El control de este tipo de residuos electrónicos parece la forma más adecuada de enfrentarse a este problema propio del siglo XXI. Esto pasa por un mayor sistema de registro y la adecuación de lugares donde desechar esta basura, ya que una destacada parte se exporta ilegalmente a países en desarrollo o se elimina en entornos inseguros.

Pero más allá de ese control, el reciclaje de estos desechos se alza como la principal solución para esta situación. Y en este sentido, las Administraciones tienen en su mano el modo de gestión, pero todos nosotros, como consumidores de materiales eléctricos tenemos la posibilidad y la responsabilidad de actuar entregando estos desechos en los ‘puntos limpios’ de nuestras ciudades.

Share Button