¿ESO QUE BEBES ES REALMENTE ZUMO?

A casi todos nos ha tocado en algún momento de nuestras vidas el desagradable descubrimiento de abrir el brick de zumo de naranja recién comprado en el súper, y comprobar que más bien poco se parece en sabor al rico producto que resulta de exprimir en casa al momento las naranjas recién cortadas. El histórico mal trasvase del rey de los zumos al ámbito del envasado es algo directamente relacionado con los diferentes procesos de producción industrial que sufre durante su elaboración, con diferentes añadidos, aditivos y conservantes, que dan como resultado ese producto cuyo sabor tan poco nos recuerda al exprimido casero.

Aunque este sea el más relevante por su popularidad, es algo que se extiende a todos los casos, por idénticos motivos: a menudo, una buena perspectiva de lo que te puedes encontrar al abrir el envase suele estar en el tamaño del apartado de ingredientes. La longitud de esa parte trasera de la etiqueta es un identificador muy válido de la calidad del producto, y a menudo una notable contradicción con muchas de esas bonitas promesas e imágenes que contienen las etiquetas comerciales de la parte delantera.

Los métodos de elaboración y la cantidad de añadidos que intervienen en el proceso son los que distorsionan, en ocasiones de forma dramática, el delicioso sabor que un zumo siempre debería tener.

Nueva directiva europea

Hace un año que la entrada en vigor de una directiva europea ha ayudado a atajar una cuestión clave: desde mediados de 2015, ningún zumo envasado puede llevar azúcares añadidos, una práctica común hasta entonces para “mejorar” el sabor final. No es con todo un proceso extinto, ya que los néctares sí admiten ese extra de azúcar, que en ocasiones puede alcanzar proporciones realmente elevadas, y sus envases comparten espacio y se mezclan en el súper con los de los propios zumos, a veces sin llegar a distinguirse si uno no está lo suficientemente atento.

El atractivo de un bonito diseño visual de presentación en el envase, con la imagen de la fruta reluciente y sabrosa, puede pesar más que la presencia del término ‘bebida de frutas’ o que una larga lista de ingredientes en la parte trasera, muchos de los cuales no han tenido jamás contacto alguno con el campo.

Los tipos de zumos

Con todo, es un hecho que los zumos envasados tienen una presencia activa en nuestras vidas: algunas estadísticas indican que cada persona bebe unos 30 litros al año de estos productos. Muchos, desde luego, son deliciosos, y se agradece la facilidad y rapidez de abrir el brick y verter el líquido en el vaso, en esta sociedad de prisas y poco tiempo libre. Por eso es importante dedicar un poco de tiempo a saber distinguir los productos que ofrece el mercado, cuáles se acercan más al deseado líquido recién exprimido en casa y evitar desagradables sorpresas como la de descubrir que estabas bebiendo una bolsa de azúcar con colorantes y saborizantes mientras pensabas que ayudaba a tu dieta sana. Son diversos los procesos de elaboración y envasado, y a continuación te explicamos algunos, de más a menos saludable, aunque el axioma básico parece claro: mejor cuanto más limpio sea el trasvase del campo al bote.

–       Zumos ecológicos 100% exprimidos o de extracción directa: la combinación más saludable. Son zumos extraídos en su totalidad de la fruta o verdura, y con un proceso industrial respetuoso y que permite conservar las vitaminas y otras propiedades. El añadido de la materia prima procedente de cultivos ecológicos garantiza además que no han entrado en juego pesticidas, aditivos, antibióticos ni químicos de ningún tipo, ofreciendo una fruta de sabor y aroma mayores con la que trabajar. Es la variante más cercana al exprimido natural en casa, dado que tampoco añade agua, azúcares ni otros productos en el proceso posterior. Los reconocerás por su escueta etiqueta de ingredientes: “Zumo de XXXX de extracción directa de cultivo ecológico”.

–       Zumo concentrado: incluye un proceso térmico en la producción por el que se elimina la mayor parte del agua de la fruta, quedando un concentrado o puré al que luego se le vuelve a añadir agua y/o pulpa de fruta en el momento de la elaboración. Esta segunda variante permite conservar la mayor parte de las propiedades del zumo y por ese motivo admite la pureza de materias primas procedentes de producciones ecológicas, aunque también hay otros casos en los que se opta por añadir otras sustancias artificiales. La etiqueta de ingredientes tiene, una vez más, la respuesta para saber qué estás bebiendo exactamente.

–       Néctar: a menudo los confundimos con los zumos cuando son cosas diferentes. El néctar es en realidad un producto derivado de concentrado de zumo que a su vez se mezcla a partes iguales con agua y azúcares añadidos, producto este último que, en según qué casos, puede llegar a ocupar un 20% de la bebida final. También añaden otras sustancias, conservantes, aromatizantes, etc., que dan lugar a un producto alto en azúcares y más artificial, que generalmente compite, eso sí, con un precio en el mercado muy asequible y un sabor agradable.

–       Bebidas de frutas: lo que se podría considerar un sucedáneo con muy poco o nada que ver con el zumo, aunque los veamos compartiendo estante en el supermercado e incluso luminosidad visual en el envase. Sin embargo, una vez abierto lo que hay en su interior es un líquido que apenas contiene una mínima parte de zumo de fruta (un 10%), mezclada con una amalgama de agua, azúcares añadidos, saborizantes, aromatizantes y una lista de añadidos industriales que puede ser realmente larga. Estos últimos productos no sólo han perdido las vitaminas y otras propiedades que esperamos de un zumo de frutas sino que, sobre todo en algunos casos, pueden ser nada recomendables para lo que consideramos una dieta sana.

Como es lógico, la calidad y pureza de estos tipos de envase decrece a menudo en la misma dirección que el precio, entrando en ese complejo equilibrio entre la calidad y el coste para el bolsillo. Por supuesto, cada uno gasta en donde considera oportuno, pero nunca están de más unos conocimientos básicos para conocer exactamente qué es lo que se está comprando y evitar sorpresas. Vigila también algunas sugerentes promesas de las etiquetas como el prefijo ‘bi’ (adaptación que muchos han empleado desde que en 2006 se prohibió en España el prefijo ‘bio’ salvo para productos procedentes de agricultura ecológica) o el famoso ‘0% de grasas’ (que es algo muy distinto que la cantidad de azúcar).

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5 rutinas diarias para cuidar tu cuerpo y mente

Actualmente vivimos rodeados de hábitos poco saludables que no ayudan a nuestro cuerpo y mente a estar al 100% de energía y vitalidad. La comida rápida, el estrés, el tabaco, el alcohol o la contaminación, entre otros muchos, provocan que nuestro sistema inmunológico no funcione correctamente.

 

Nuestra salud es lo más importante, no dejes que estos malos hábitos lleguen a tu vida. Hemos preparado 5 sencillas rutinas que te ayudarán a mantener tu cuerpo y mente en perfecto estado.

 

LA ALIMENTACIÓN:

Lleva una dieta rica en fruta y verdura. Si son productos ecológicos mucho mejor, son más saludables porque están libres de residuos tóxicos. Esto ayudará a que tu organismo no se contamine con pesticidas, fertilizantes sintéticos o aditivos. Recuerda también beber por lo menos un litro y medio de agua todos los días para mantener tu cuerpo hidratado. Haz siempre cinco comidas: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.

LEVANTA DEL SOFÁ:

Quítate la pereza y ponte el chándal, simplemente con media hora de ejercicio (controlado y adaptado a tu condición física) al día conseguirás estar en forma, reducir los riesgos de enfermedades cardiovasculares y controlar el sobrepeso. Después de hacer deporte, tu bienestar emocional mejorará.

DULCES SUEÑOS:

Es imprescindible dormir de 7 a 8 horas todas las noches para lograr efectos muy positivos en nuestro organismo. Entre los grandes beneficios destacamos los siguientes: ayuda a perder peso, nos da creatividad, mejora la memoria, reduce la depresión y protege el corazón.

EJERCITA TU MENTE:

La salud mental y nuestro cerebro los tenemos que cuidar igual que cuidamos nuestro cuerpo. Libérate del estrés y la rutina con sencillas actividades: leer, hacer manualidades o resolver pasatiempos, nos facilitará el trabajo. También hacer ejercicios de yoga o pilates nos permitirá establecer un buena conexión entre el cuerpo y la mente.

HIGIENE:

Muchos problemas de salud pueden venir a causa de la mala higiene de nuestro cuerpo. Tenemos que mantener nuestros dientes, pelo y piel siempre limpios. Recuerda hidratarte la piel y protegerla contra los rayos solares.

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Consejos saludables para afrontar el invierno

Hace frío, los músculos se entumecen, la pereza se adueña del espíritu, se han pasado las siempre ‘sociables’ y ‘gastronómicas’ navidades y el cuerpo tiene algún kilillo de más… Es invierno y así será durante los próximos dos meses. Pero eso no quiere decir caer en la dejadez e inactividad física. Precisamente una de las mejores formas de afrontar la actual estación es recurrir a distintas prácticas que cargarán nuestro organismo de energía y le fortalecerán frente a posibles enfermedades (gripes, infecciones, etc.).

 

A continuación repasamos algunos de los hábitos saludables para hacer frente al invierno:

 

  1. Más energía calórica, pero bajo control. Siempre es importante lo que ingiere, pero en invierno, cuando se precisan más calorías para superar mejor el frío, es necesario cuidar qué se come para evitar el aumento excesivo de peso. Una buena práctica para no dejarse llevar por la toma excesiva de calorías es realizar un desayuno especialmente completo. Comenzar el día con energía hace que cuerpo y mente funcionen con vigor. Por ello, la primera comida de la jornada se recomienda que contenga fruta (o zumo), leche, yogurt, cereales…
  2. Las verduras, buenas aliadas. Uno de los aspectos que más incomodan en estas fechas son los posibles resfriados y las verduras ayudan a fortalecernos y con ello luchar contra los catarros y gripes. Entre ellas destacan sobre todo coliflor, acelga, espinaca, judías, así como hortalizas del tipo de la cebolla, puerro, ajo, etc.
  3. Especial atención a la vitamina D. Con menos horas de luz solar (una de las fuentes de vitamina D) el cuerpo suele sufrir la carencia de esta vitamina, necesaria para la absorción del calcio. Por ello, se recomienda tomar algunos de los pocos alimentos que la tienen, como atún, sardinas o salmón, queso, leche, huevos. También es aconsejable tratar de captar diariamente varios minutos de sol, en la medida de lo posible.
  4. Incremento de ingesta de vitaminas A y C. Estas dos vitaminas ayudan a que por un lado la piel sufra menos con el frío y no se reseque ni agriete (la A) y a aumentar las defensas (vitamina C). Para lograrlo las frutas y ciertas hortalizas tienen un papel protagonista: naranja, piña, tomate o zanahoria, son algunas de ellas. Para que puedas tomarlas allí donde estés, una buena posibilidad son los zumos, como los que ofrecemos en Zumos Ecológicos. 
  5. No descuidar el ejercicio físico. A pesar de que el frío y las inclemencias meteorológicas tienden a dificultar la práctica deportiva, es preciso estar activo y mantenerse ágil. Para quienes no sean amigos del frío una buena opción es la natación o actividades de interior como bailes o aeróbic; para los amantes de la naturaleza, caminar o esquiar son prácticas recomendables.
  6. Buenos hábitos de higiene. Una ventilación de los espacios, a pesar de que haga frío, es imprescindible para depurar el ambiente que se respira y con ello posibles gérmenes. También es aconsejable no abusar del calor de la calefacción tanto en el hogar o en el trabajo como en el coche; así se evitan cambios bruscos de temperatura cuando se vuelve a la calle, se esquivan resfriados y la piel sufre menos.
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Prepara tu cuerpo para las próximas navidades

Las luces navideñas de las calles ya están encendidas; los turrones, mazapanes y demás dulces hace tiempo que nos llaman desde los estantes de los supermercados; los anuncios de regalos y los folletos de juguetes nos llenan el buzón; las celebraciones con amigos, empresa y familia comienzan a agolparse en nuestra agenda a corto plazo… ¡La Navidad está a la vuelta de la esquina!

 

Y su llegada produce atracción al mismo tiempo temor… Una de las reticencias suele ser el miedo a los ‘efectos secundarios’ en nuestro cuerpo. Por eso es bueno prepararlo para superar estas fechas de la mejor manera.

¿Y cómo hacerlo?

  • El primero de los consejos es no llevar a cabo una dieta excesivamente rigurosa previamente porque luego puede provocar el efecto rebote, al pasar de menos ingesta a los excesos.
  • En estos días previos trata de reducir el consumo de azúcares y dulces; en las celebraciones navideñas suele abusarse de estos dulces… por ello, libera al cuerpo de su ingesta previa. Los azúcares no aportan nutrientes, tan solo calorías vacías.
  • Depura en la medida de lo posible tu cuerpo: toma dos litros de agua; consume productos con cualidades diuréticas. Un buen ejemplo podrían ser algunos de nuestros Zumos Ecológicos con estas propiedades como el de piña, naranja, granada o pera. Estas bebidas te ayudarán a depurarte y a afrontar las navidades con tu organismo más ‘limpio’ e hidratado.
  • No dejar de lado la ingesta de fruta y verdura. La época navideña y las fechas anteriores, de celebraciones de empresa y de amigos, no deben ser un momento de frenar el consumo de varias piezas de fruta al día y de verdura. Son la fuente de antioxidantes más potente.  
  • Mantén tu actividad deportiva. No es cuestión de empezar a hacer más deporte de lo habitual con exceso, pero sí de realizar ejercicio físico tanto en las fechas previas, como de, en la medida de lo posible, seguir practicándolo durante las vacaciones navideñas.
  • Si dispones de cierto tiempo para ti, acudir a un spa o sauna donde se liberen toxina y se active el drenaje linfático es una buena manera de preparar tu cuerpo para la Navidad.

 

Con todo esto, ya solo queda disfrutar de esta época tan entrañable y ser un poco más feliz, si cabe. ¡Feliz Navidad!

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El kéfir, un alimento probiótico lleno de beneficios para la salud

El kéfir es un hongo conocido por sus propiedades curativas. Procedente de la región del Cáucaso y de historia milenaria, su nombre procede de la palabra turca keyif, que significa “sentirse bien” después de comer. Es un producto lácteo, parecido al yogur líquido aunque con más probióticos, fermentado mediante levaduras y bacterias. Los granos de kéfir son blancos o amarillentos, con un aspecto similar al de la coliflor.

En este hongo conviven distintos microorganismos y bacterias tan recomendadas como Lactobacilus desidiosus, Lactobacilus brevis, Lactobacilus acidophilus y estreptococos lácticos; y levaduras como Sacharomyces delbruckii y Candida kephir, que son las responsables de generar la fermentación alcohólica y ácido-láctica. Como aporta estos microorganismos que regeneran y mejoran la flora intestinal y compiten contra las bacterias patógenas, se puede tomar sin necesidad de hervir o esterilizar.

Diferentes tipos de kéfir

Existen tres tipos de Kéfir, que son el mismo, pero adaptados a medios distintos: el de leche, que se obtiene una especie de yogurt; el de té, que se consigue una bebida parecida a una limonada con gas; y el de té, que parece una bebida de hierbas. Su principal característica es que está en constante crecimiento, puesto que es un microorganismo vivo. Los nódulos que crea se parten por gemación y van aumentando su tamaño, así que cada vez necesitan más aporte energético y de espacio.

El Kéfir es un alimento probiótico con increíbles beneficios para la salud:

  • Mejora en la capacidad de asimilación de los alimentos y regula el tránsito intestinal.
  • Fortalece las defensas frente a infecciones tanto víricas como bacterianas.
  • Reduce los niveles de colesterol y triglicéridos.
  • Reduce el riesgo de padecer determinadas enfermedades.
  • Rico en propiedades antioxidantes.
  • Útil para tratar la anemia y las alergias de la piel.

Aunque se pueden encontrar sucedáneos de kéfir en las tiendas, realmente el original no se comercializa. Lo habitual es que alguien te lo regale (como se ha hecho a lo largo de la historia) y elaborarlo artesanalmente en casa.

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Mejora la calidad del aire de tu casa con unos sencillos hábitos

La calidad del aire que respiramos es uno de los factores fundamentales que influyen para mantener una salud óptima. Los casos de enfermedad e, incluso, fallecimiento, cada día son más relevantes en las grandes ciudades, en las que el nivel de polución y gases superan con creces lo recomendable por la OMS. Si bien cuidar el aire de las ciudades es complicado a nivel individual, ya que para ver los efectos deberían hacerlo miles de personas, sí que podemos cuidar la atmósfera de nuestra casa.

Hábitos sencillos y efectivos

Unas medidas sencillas pero efectivas, que nos van a permitir respirar más sano dentro de casa. Es una manera de contribuir con el medioambiente sin hacer grandes esfuerzos. Estos hábitos y consejos son:

  • Ventila la casa: un gesto que parece tan obvio es vital. En la época estival es más oportuno y en invierno siempre cuesta más airear la casa. Abrir las ventanas un mínimo de 15 minutos al día para que circule el aire y todos los rincones se aireen resulta clave para mejorar el ambiente. Evita las horas de más tráfico o de más carga de polen.
  • Compra plantas: Las plantas, además de decorar, ayudan a purificar el aire ya que filtran los contaminantes.
  • Utiliza productos ecológicos para limpiar: libres de contaminantes químicos. Utilizar la aspiradora o un trapo húmedo para quitar el polvo; o vinagre para fregar el suelo nos ayudará a reducir este tipo de productos.
  • No fumes: y si lo haces, hazlo fuera de casa. Es bien conocido que los componentes del tabaco (amonio, alquitrán, nicotina, benzopireno, monóxido de carbono y otros productos químicos) son nefastos para la salud y, al encender el cigarro, son lo que estarías respirando dentro de casa.
  • No uses aerosoles: liberan partículas nocivas en tu casa, partículas que acabarás respirando.
  • Cuidado con los tejidos sintéticos: procedentes del petróleo, se encuentran en las cortinas de ducha, las alfombras, las colchas o las sábanas. Por tanto, también sueltan partículas químicas sintéticas que, al respirar, pueden ocasionar problemas respiratorios. También se aconseja tener la casa despejada de estos objetos (alfombras, moquetas, peluches…) ya que acumulan gran cantidad de polvo y ácaros.
  • Controla las humedades: es importante mantener a raya mohos y humedades, muchas veces debidos a una mala ventilación. Se recomienda abrir las ventanas después de la ducha, cuando cocines y cuando friegues.
  • Echa mano de la tecnología: los humidificadores, purificadores o el aire acondicionado con filtros ayudan a depurar el aire; y la ionización reduce la carga electromagnética provocada por los ordenadores o las televisiones.
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Motivos (científicos) por los que te tiene que dar más el sol

El verano está aquí y estamos deseando de poblar esas terrazas al aire libre, las piscinas y, como no, ya estamos pensando en las vacaciones estivales. El buen tiempo nos anima a salir a la calle y a disfrutar del sol que tantos meses hemos echado de menos.

Siempre con cuidado, tomando las precauciones recomendadas por los expertos, como estar bien hidratados, usar una gorra para proteger la cabeza y crema protectora para la piel, pasar un tiempo bajo el sol es una de las mejores actividades que podemos hacer. Los beneficios para nuestra salud son múltiples.

Aprovecha todos los beneficios que ofrece el sol

La luz del astro rey ayuda a combatir la hipertensión, a prevenir el asma, reducir los casos de cáncer, frenar las enfermedades autoinmunes, reforzar las defensas y aumentar la libido. La luz solar activa y provee al organismo de vitamina D, exactamente, entre el 50 y el 90% de la que recorre nuestro cuerpo. Ayuda a absorber el calcio necesario para tener unos huesos sanos, a mejorar el estado de ánimo y nuestro sistema autoinmune, ya que activa a los linfocitos T, las células blancas que nos defienden frente a las infecciones.

Los profesionales médicos opinan

Es tan importante que hasta los profesionales médicos equiparan su importancia para nuestra salud con la de la dieta sana, el ejercicio físico o dormir bien por las noches. Además, a nivel cerebral, mejora la capacidad de atención y el procesamiento de información más rápido.

Como se puede comprobar, los beneficios son múltiples. De manera más esquemática, se pueden enumerar en los siguientes:

  • Mejora el aspecto de la piel.
  • Fortalece los huesos y los dientes.
  • Fortalece nuestro sistema inmunológico.
  • Disminuye la presión arterial.
  • Equilibra los niveles de colesterol.
  • Ahuyenta la depresión.
  • Mejora la calidad del sueño.
  • Favorece la vida sexual.
  • Protege frente a enfermedades como la esclerosis múltiple.
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Mood Food, la cocina que nos hace felices y estar de buen humor

La última filosofía gastronómica se llama Mood Food o cocina de la felicidad y se basa en la ciencia y en la biología para determinar qué alimentos nos hacen más felices al consumirlos. Es decir, se estudia qué productos activan los neurotransmisores cerebrales relacionados con el buen humor y el placer y, por tanto, mejoran nuestro estado de ánimo.

El Mood food nació en Japón y propone incluir en la dieta alimentos que generan bienestar y felicidad, con independencia de si dan o no placer cuando se degustan. Inspirada en la neurociencia, la también llamada cocina del humor –mood– su base se sustenta en alimentos que potencian la segregación de endorfinas y otros neurotransmisores.

Ya en la década de los 80, el Instituto Tecnológico de Massachusetts demostró que comer cerezas es mejor que cualquier antidepresivo, explica el experto y uno de los precursores de este movimiento, Miguel Ángel Almodóvar, en una entrevista para el periódico La Vanguardia. Es decir, la Mood Food pretende mejorar de forma natural, si no paliar, los síntomas de la depresión y otras afecciones.

Mood Food o la dieta de la felicidad

Cualquiera puede seguir esta dieta de la felicidad (si se tiene alguna alergia o intolerancia a algún alimento concreto, se puede cambiar por otro que tenga las mismas propiedades) y se ha probado que “influye en el estado de ánimo, controlan la ansiedad y el estrés, evitan la melancolía y alejan el peligro de la depresión”, explica Almodóvar.

Se recomienda la ingesta de aquellos alimentos que activen la serotonina, que incrementa los niveles de tolerancia al dolor, reduce la irritabilidad y mejora la cantidad y la calidad del sueño; o las endorfinas, dopamina y noradrenalina.

Entre los nutrientes que promueven la felicidad están el triptófano y la teobromina, que solo se encuentra en el guaraná y el chocolate; la fenilalanina, la tirosina, las vitaminas del grupo B, la C, los hidratos de carbono, los ácidos grasos Omega 3, el magnesio, el hierro, el fósforo, el selenio, el litio, el zinc y la capsaicina. Por ejemplo, cuatro alimentos “felices” naturales muy efectivos son el chocolate, la piña, el plátano y el pimiento.

Por el contrario, se debería desterrar el consumo de bollería industrial por su elevado contenido en grasas trans, evitar los precocinados y reducir las proteínas animales, aunque no se prohíbe ninguno. Asimismo, este movimiento recomienda volver a la cocina tradicional.

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Muévete en bicicleta y aprovéchate de sus bondades físicas y ambientales

El 19 de abril se celebró el Día Mundial de la Bicicleta, una afición o un medio de transporte que cada día gana más adeptos por las bondades físicas y ambientales que conlleva su práctica. No hace falta ser un profesional para coger las dos ruedas y empezar a disfrutar de este deporte.

Beneficios para la salud

Dedicar unos minutos al día a andar en bicicleta es positivo para las articulaciones de la rodilla, ya que el sillín amortigua el 70-80% del peso del cuerpo; y para combatir el dolor de espalda, ya que ayuda a fortalecer y mantener la columna vertebral protegida de las vibraciones y de los golpes.

Además, se reduce el riesgo de sufrir un infarto, el colesterol negativo y se aumenta la flexibilidad de los vasos sanguíneos. Y si lo que quieres es perder peso, puedes quemar hasta 300 calorías con solo media hora de pedaleo. Por último, fortalece el sistema inmunológico ya que los fagocitos se movilizan al momento para destruir las bacterias.

Beneficios económicos y ambientales de andar en bicicleta

Si vives en ciudad, moverte por esta en bici es más eficaz, limpia y más rápida que ir andando o en coche. Montar en bicicleta conlleva un ahorro en combustible y en el uso del vehículo propio (aparcamiento, mantenimiento…) y en transporte público. Se estima que el coste de andar en bici es de 50 a 100 veces menos que usar el automóvil. Es decir, la bici es una gran aliada para la economía doméstica.

Por supuesto, contribuyes a cuidar el medioambiente. Es un medio de transporte ecológico, silencioso en la ciudad ya que no emite ruido alguno, que ayuda a reducir los niveles de monóxido y dióxido de carbono y de hidrocarburos que contaminan el aire.

El uso de la bicicleta no tiene edad y es ideal para compartir con amigos o en familia. Genera endorfinas, las hormonas de la felicidad, y la sensación de andar en bici es muy placentera y una estupenda manera de disfrutar del paisaje. ¿Qué mejor plan que pasar una tarde o un día que sobre dos ruedas?

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¿CUÁNTOS PASOS DAS AL DÍA?

Caminar, el ejercicio físico más rutinario de cuantos hacemos al día, puede llegar a ser también un excelente aliado para mantenerse en forma e incluso como actividad de adelgazamiento.

La Organización Mundial de la Salud recomienda como mínimo a las personas adultas caminar 10.000 pasos diarios para mantenerse en forma. Es una recomendación que también tiene un punto de alerta: el 60% de los adultos en España se declara sedentario y son muchas las personas que no llegan ni a la mitad de esa cifra recomendada. Las largas jornadas de oficina o por ejemplo ante la televisión en casa no ayudan en este sentido.

Andar es un ejercicio saludable y completo: cada vez que lo hacemos, ponemos en funcionamiento unos 200 de los 650 músculos del cuerpo y ayudamos a combatir los problemas de circulación, osteoporosis, corazón y estrés. También fortalecemos los músculos implicados de forma más directa en el caminar (muslos, caderas, piernas…) y ayudamos a regular la presión sanguínea. El cálculo a partir del cual se empieza a reducir peso está en los 12.000 pasos (cerca de 10 kilómetros) y el del ejercicio propiamente dicho quedaría en la barrera de los 17.000.

Recomendada por la OMS

Es una rutina tan efectiva, que la OMS se esfuerza en insistir para que la practiquemos. A día de hoy existen en el mercado multitud de podómetros y aparatos que controlan el andar, y no es difícil reservar un momento al día para salir simplemente a pasear y tomar el aire. Sin casi darse cuenta, el cuerpo lo agradece y los efectos se notan en la salud general. Merece la pena.

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