Muévete en bicicleta y aprovéchate de sus bondades físicas y ambientales

El 19 de abril se celebró el Día Mundial de la Bicicleta, una afición o un medio de transporte que cada día gana más adeptos por las bondades físicas y ambientales que conlleva su práctica. No hace falta ser un profesional para coger las dos ruedas y empezar a disfrutar de este deporte.

Beneficios para la salud

Dedicar unos minutos al día a andar en bicicleta es positivo para las articulaciones de la rodilla, ya que el sillín amortigua el 70-80% del peso del cuerpo; y para combatir el dolor de espalda, ya que ayuda a fortalecer y mantener la columna vertebral protegida de las vibraciones y de los golpes.

Además, se reduce el riesgo de sufrir un infarto, el colesterol negativo y se aumenta la flexibilidad de los vasos sanguíneos. Y si lo que quieres es perder peso, puedes quemar hasta 300 calorías con solo media hora de pedaleo. Por último, fortalece el sistema inmunológico ya que los fagocitos se movilizan al momento para destruir las bacterias.

Beneficios económicos y ambientales de andar en bicicleta

Si vives en ciudad, moverte por esta en bici es más eficaz, limpia y más rápida que ir andando o en coche. Montar en bicicleta conlleva un ahorro en combustible y en el uso del vehículo propio (aparcamiento, mantenimiento…) y en transporte público. Se estima que el coste de andar en bici es de 50 a 100 veces menos que usar el automóvil. Es decir, la bici es una gran aliada para la economía doméstica.

Por supuesto, contribuyes a cuidar el medioambiente. Es un medio de transporte ecológico, silencioso en la ciudad ya que no emite ruido alguno, que ayuda a reducir los niveles de monóxido y dióxido de carbono y de hidrocarburos que contaminan el aire.

El uso de la bicicleta no tiene edad y es ideal para compartir con amigos o en familia. Genera endorfinas, las hormonas de la felicidad, y la sensación de andar en bici es muy placentera y una estupenda manera de disfrutar del paisaje. ¿Qué mejor plan que pasar una tarde o un día que sobre dos ruedas?

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Planta tu propio huerto y conoce su valor terapéutico

La hortoterapia, es decir, la disciplina de cultivar un huerto, es una nueva filosofía que pone en alza el valor terapéutico de la plantas como remedio para mejorar las capacidades físicas, psíquicas, cognitivas y sociales de las personas. Por ello, cada vez proliferan más en residencias de ancianos, hospitales o centros de integración social.

Visto así, es una razón de peso para pensar en plantar un huerto propio. Si es tu caso, o bien si ya eres uno de los urbanitas que se han animado a cultivar un huerto en el balcón o en la azotea de tu vivienda, hemos recopilado los beneficios que conlleva esta práctica y unos consejos para que resulte satisfactoria y gustosa.

Algunos puntos a favor son:

  • El ahorro en el presupuesto de la compra en verduras y hortalizas. Para ello, solo hay que calcular bien las necesidades reales de consumo y plantar lo que se necesite.
  • Un mayor control del proceso de cultivo y, por tanto, de solucionar el problema al momento. Por ejemplo, arrancando las malas hierbas cuando nacen o usando abonos ecológicos cuando sea pertinente.
  • El aumento del consumo de vegetales y, por tanto, de la fibra que contienen, lo que solo trae mejoras para nuestro organismo.
  • Es una manera de reciclar nuestros desperdicios. Es decir, de convertirlos en abonos naturales. Podemos crear compostaje casero doble eco (ecológico y económico), ya que todo huerto necesita su ración de vitaminas y energía.
  • Nos obliga a realizar ejercicio, aunque sea moderado, y a ser más metódicos, ya que las fases de cuidado de las plantas nos ayudarán a establecer rutinas en otros ámbitos.

Además, fomenta el uso de semillas ecológicas y es una manera de reducir la “huella ecológica” ya que evitamos toda la contaminación que se emite durante la recolección de la verdura, su envasado, su transporte a la tienda y la compra hasta casa. En resumen, familiarizarnos con la horticultura ayuda a mejorar nuestras capacidades físicas y mentales, y conlleva una conciencia ambiental, que se traduce en un mayor respeto y cuidado del medioambiente.

¿Cómo planto mi primer huerto?

En primer lugar, hay que elegir el lugar adecuado. Este tiene que tener una incidencia de luz solar mínima de 6 horas. Después, elige unas macetas con agujero, para que salga el agua, y que sean altas, para que las raíces puedan crecer. El tipo de sustrato es muy importante. Hay de diversos tipos, con especificaciones diferentes, y siempre escoge uno que sea esponjoso para que deje pasar el oxígeno y mantenga la humedad. Ahora, puedes elegir plantar la semilla o el brote, la opción más fácil y con la que se verán los resultados más rápido. Y por último, riégalas acorde a sus necesidades.

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